Sobre
Neurosis
La
asombrosa realidad de las cosas
es
mi descubrimiento de todos los días.
Cada
cosa es lo que es,
y
es difícil explicar a alguien cuanto me alegra eso,
y
cuanto me basta.
Fernando
Pessoa
Neurosis. Apuntes sobre lenguaje, literatura y teatro
de Juan José Luna, es una colección de ensayos que nos lleva por un camino
sinuoso, con diferentes paisajes, algunos pintorescos, otros grises y no faltan
los cargados de rosa y hasta los colorados.
El
libro abre con una disertación que me remite a una acuarela que se elaboró en
base a pigmentos que se molieron muy finamente y que al diluirlos en agua, se
convierten en imágenes claras y transparentes que nos mandan a un jardín
doméstico que tiene árboles capaces de contar historias sobre abejas, un globo
rojo y guayabas; que logra transmitirnos la luminosidad de una fría mañana de
invierno.
Este conjunto de textos diserta de forma lúdica, curiosa y traviesa sobre el
lenguaje y trata de dilucidar sobre qué es éste, lo que significa, cómo se
adquiere, cómo se aprende a amarlo y a tratarlo como el más preciado objeto del
deseo.
Un
ejemplo es Leer para los niños, disertación que nos ayuda a entender de qué
manera los chicos dependen tanto de los
adultos para poder asir el lenguaje y poder contar con él a la hora del
aprendizaje en la escuela. No es gratuita la preocupación de Juan José al
respecto, todos los que nos hemos enfrentado a un grupo de estudiantes de cualquier
nivel, sabemos lo que quiere decir cuando afirma que un niño al cual le leyeron
cuentos de forma constante, posee antes de aprender a leer, una mayor cantidad
de palabras, que se convierten en imágenes que le van a permitir figurarse un
mundo aparte y lo predisponen a
disfrutar de la lectura; mientras que un chico no expuesto al estímulo de la
lectura, contará con una menor cantidad de palabras en su haber, por eso, casi automáticamente
se encuentra en desventaja, debido a que no posee ni una manera de imaginar lo
que no puede vislumbrar a través de las palabras; porque como dice el autor:
“las palabras se traducen en miles de conceptos y los conceptos ensanchan el
horizonte.” P. 18
Sinceramente
me sorprendió el título de este conjunto de ensayos: Neurosis. Me parece un
nombre acertado, porque como dije al principio este libro nos lleva a
diferentes lugares, a emociones disímiles, a paisajes harto distintos. Pasamos
de hablar sobre niños y lecturas, invención de las palabras, corrección
gramatical, estética y lingüística; a hablar sobre besos, fracasos en la cancha
de futbol, los apócopes y los diminutivos; hasta llegar al teatro a través de
un trayecto que pasa por la monogamia y la poligamia, la fidelidad y el
contrato matrimonial.
Todos
estos cruces de caminos podrían llevarnos a un callejón sin salida o a una
confusión de vías, si acaso los recorriéramos a gran velocidad, es decir sin un
dejo de reflexión, pero si lo hacemos como en un parque de diversiones, relajados
o excitados como en juego un poco perverso o pícaro, podemos vislumbrar algunos
de los componentes que nos hacen ser lo que somos como sociedad: una colectividad
neurótica, a la que le da mucho trabajo vivir de forma congruente y de acuerdo
a lo que tiene y a lo que hay.
De
ahí que me ponga a reflexionar sobre el título Neurosis y buscando aquí y allá
llego a la página de psicólogos de Madrid, quienes definen a la neurosis como:
La
estrategia que desarrolla la persona para eludir lo inaceptable (decepción,
frustración, incertidumbre o ira) aunque con frecuencia lo que más trata de
evitar el mecanismo neurótico es el sentimiento de angustia existencial o
ansiedad. En pocas palabras, la personalidad neurótica es aquella que mantiene
elevados mecanismos de defensa para no enfrentarse a emociones, pensamientos, o
instancias de la realidad (tanto interna como externa) que le resultan
amenazantes.
(http://psicologosenmadrid.eu/neurosis/)
(http://psicologosenmadrid.eu/neurosis/)
De
ahí que este trabajo podría ser el resultado de los mecanismos de defensa de un
escritor interesado (conste que dije interesado no obsesionado) por el
lenguaje, el teatro y la literatura de manera tan intensa y apasionada que
funciona (creo yo) como una forma de entrarle a una de las tantas realidades
que existen e intentar explicarla. Es un divertimento que en algunos pasajes
parecen una broma o un guiño de ojo, por ejemplo:
Viejas
interesadas
¿Qué
tipo de mujer te agarra y te pone contra la pared de tu recámara mientras te
besa y abre los ojos y los clava en tu librero y te sigue besando? Eso es una
inspección intelectual. No le interesas tú en sí, sino los libros que has
leído. (p. 21)
Siempre
he creído (y estoy segura de que no soy la única) que el arte es un espejo que
sólo refleja lo que hay frente a él, y que los artistas son esos entes que
tienen unas antenas especiales que los convierten en seres capaces de retratar
lo que ven sin compasión ni miramientos, y que para hacerlo, en muchos casos se
les va la vida, y los productos que resultan de dichas cavilaciones y afanes, están
llenos de fragmentos con vísceras, sangre y alma. El arte siempre va a ser
honesto, descarnado y a veces hasta incómodo. Ahí nos reflejamos de muchas
formas a partir de la infinita cantidad de espejos que existen: cóncavos,
convexos, curveados, con aumento o sin él, pero todos, a pesar de sus
diferencias y alteraciones tienen en común el reflejo del ser que somos y a
veces del que nos gustaría ver.
Neurosis,
es un libro en el que podemos escuchar la voz de un autor que se busca y que
expone sin falsos pudores parte de su ser, a veces dulce, otras un poco
ingenuo, de repente sucio y siempre provocador, incisivo y sobre todo fiel a sí
mismo y a esa vocecita que imagino vive dentro de él que lo obliga a escribir y
escribir de forma neurótica.
Y
cierro con una cita:
Un
día, ya en Tijuana (un día triste, recuerdo), hacía mis primeros recorridos por
un centro cultural (un centro cultural no es un lugar para andar triste, pero
ese día no había planeado andar por ese lugar ni mucho menos andar triste).
Pasé por la sala de video y vi que proyectaban un ciclo de autores y directores
de cine: el ciclo de Ingmar Bergman y de Win Wenders. Aunque no sabía nada de
ellos entré a ver sus ciclos, muy aburridos, por cierto, pero los vi completos
porque había algo que me intrigaba y que en su momento no supe distinguir.
Luego, con los años, el estudio, la observación aguda y los chingadazos que da
la vida, entre otras cosas, lo comprendí. Las películas de Wenders y Bergman
–sobre todo las de Wenders- tenían algo que las otras no: verdad y poesía. (p.53)
Y
ahora al terminar de leer el libro de Neurosis de Juan José Luna, yo encontré
de muchas formas distintas entre sus renglones, reflexiones, citas y
pensamientos precisamente eso: verdad y poesía, y éstas siempre, siempre se
agradecen porque nos enriquecen el espíritu.